Este plato es uno de mis preferidos. Un buen arroz al horno es capaz de quitarle el sentido a cualquiera. Además, en estas épocas de crisis, viene realmente bien, ya que su origen está en el aprovechamiento de los restos del cocido.
Por supuesto, como ocurre con los mejores arroces, es un plato típico de la Comunidad Valenciana. Tradicionalmente, se elabora en cazuela de barro y, como su propio nombre indica, se termina al horno.
Ingredientes (para 4 personas)
1 patata, garbanzos, una cabeza de ajos, 4 morcillas de cebolla, 4 longanizas, 2 o 3 trozos de costilla de cerdo por persona, 3 tomates, 400 gramos de arroz, 700-750 ml de caldo de cocido, colorante alimentario, aceite de oliva virgen extra y sal.
Preparación
Comenzamos calentando el caldo del cocido, añadiendo un poco de colorante alimentario para darle ese tono dorado característico. Si no tenemos caldo casero, podemos usar uno comprado en brick.
Pelamos la patata y la cortamos en rodajas finas. En una sartén con aceite de oliva, las salamos y las freímos. Añadimos también los ajos con un corte en el medio y los sofreímos junto a las patatas. Aunque mucha gente usa una cabeza de ajos entera, lo dejo a vuestra elección. Una vez fritas las patatas y los ajos, los colocamos en la cazuela de barro o, si no tenemos, en una fuente de pirex.
En el mismo aceite, sofreímos las costillas de cerdo, las longanizas y las morcillas. Estas últimas solo vuelta y vuelta, ya que se terminarán de cocinar en el horno para evitar que se deshagan. Añadimos todo a la cazuela.
Pelamos y picamos un tomate, que sofreímos en el aceite durante un par de minutos. Rehogamos el arroz en el mismo aceite y lo agregamos a la cazuela de barro. Incorporamos también los garbanzos sobrantes del cocido o, en su defecto, unos garbanzos de bote.
Vertemos el caldo del cocido en la cazuela y removemos bien para que el arroz se reparta uniformemente. Cortamos los tomates restantes por la mitad y los colocamos sobre la superficie del arroz.
Introducimos la cazuela en el horno, precalentado a fuego fuerte, y cocinamos durante unos 18-20 minutos, hasta que el arroz quede totalmente seco, sin una gota de caldo. Dejamos reposar unos minutos, si es que podemos resistir la tentación de probarlo de inmediato.
