Para ir preparando la Semana Santa, os invito a degustar un delicioso bacalao con tomate.
En mi casa, siempre se ha comido durante estos días, aunque a mí me gusta disfrutarlo en cualquier época del año.
Lo más importante en la preparación de este plato es encontrar el punto justo de salazón del bacalao. Si lo desalamos demasiado, quedará soso y sin sabor, pero si lo desalamos poco, estará demasiado salado y no habrá quien se lo coma.
Ingredientes
Para esta receta necesitaremos: 1 kg de bacalao, 800 gramos de tomate triturado de bote, 400 gramos de tomate troceado de bote, 2 cebollas, aceite de oliva virgen extra, sal, azúcar y harina.
Preparación
El primer paso es desalar el bacalao. Para ello, lo cortamos en trozos de tamaño similar y lo colocamos en un recipiente con el doble de agua fría que de bacalao, con la piel hacia arriba. Lo dejamos en la nevera durante 48 horas, cambiando el agua cada 8 horas. Este proceso es clave para que el bacalao pierda el exceso de sal sin perder su textura y sabor.
En una sartén grande, calentamos un chorro de aceite de oliva y rehogamos las cebollas picadas hasta que estén tiernas. A continuación, añadimos el tomate triturado y el tomate troceado, incorporamos azúcar y sal al gusto, y dejamos que el tomate se fría a fuego medio, removiendo de vez en cuando.
Mientras tanto, una vez desalado el bacalao, lo escurrimos bien, lo enharinamos y lo freímos en una sartén con aceite caliente hasta que esté dorado. Luego, escurrimos el exceso de aceite y lo añadimos a la cazuela con el tomate frito.
Mantenemos el guiso a fuego bajo durante 10 minutos, permitiendo que el bacalao tome todo el sabor del tomate.
Finalmente, dejamos reposar unos minutos antes de servir.
El resultado es un bacalao jugoso, envuelto en una salsa de tomate casera con un sabor espectacular. ¡Espero que lo disfrutéis!
