La focaccia es un pan plano de origen italiano, cubierto por hierbas aromáticas y otros ingredientes, como por ejemplo, cebolla, olivas…
Siempre me ha encantado la focaccia, y es que está tan jugosa y rica… Cuando voy a un restaurante italiano no puedo resistirme y tengo que probarla. Pero de todas las que he podido degustar, la que más me gusta es la de cebolla. Y es que soy una gran fan de la cebolla. Aunque podréis ponerle aceitunas, tomates secos, pesto… lo que os apetezca.
La receta que hoy os voy a enseñar es del gran Ibán Yarza, gran maestro y divulgador del mundo de las masas. La comentó en un curso al que asistí en Valencia, y si se acerca con vuestra ciudad a impartir cursos, no os lo penséis… tenéis que ir!
Tomad nota! os va a encantar!
Ingredientes
Para preparar esta deliciosa focaccia, necesitarás 420 ml agua helada, 10 gr de levadura prensada, 500 gr de harina, 10 gr de sal, aceite de oliva virgen extra, orégano, romero, sal gruesa y cebolla.
Preparación
Empezaremos disolviendo en un bol, la levadura en el agua fría.
A continuación, añadiremos la harina poco a poco y la sal, e iremos removiendo con una espátula de panadero. Mezclaremos bien, taparemos el bol con film transparente y lo introduciremos en la nevera hasta el día siguiente.
Cortaremos la cebolla en juliana y la rehogaremos en una sartén con un poco de aceite de oliva y un poco de sal. Una vez sofrita, la pondremos en un tuper y la reservaremos hasta el día siguiente.
Cuando queramos preparar la focaccia, sacaremos la masa de la nevera y la dejaremos atemperar durante una hora, más o menos.
Seguidamente, echaremos en una bandeja de horno un buen chorro de aceite de oliva y lo extenderemos por toda la bandeja. Verteremos la masa con cuidado en la bandeja, y plegaremos la masa en cuatro, estirando de cada uno de los extremos y volviendo a plegar hacia el centro de la masa. Dejaremos reposar, y como es una masa muy hidratada, veremos que en unos minutos ha vuelto a su posición original.
Repetiremos esta operación 3 ó 4 veces durante unas 2 horas.
Precalentaremos el horno a 230 grados.
Cogeremos otra bandeja de horno y colocaremos sobre ella una hoja de papel de hornear. A continuación, verteremos sobre ella la masa de la focaccia.
Nos untaremos los dedos de una mano con aceite e iremos extendiendo la masa por toda la placa, presionando con los dedos.
Extenderemos la cebolla sobre la focaccia, también podéis añadir aceitunas verdes, tomates secos, o lo que os guste. Regaremos con aceite de oliva y espolvorearemos orégano, romero y sal gorda.
Dejaremos reposar unos 30 minutos.
Introduciremos la focaccia en el horno y vaporizaremos agua sobre las paredes del horno, con la ayuda de un pulverizador de agua. Esta operación la realizaremos 3 ó 4 veces más, durante un espacio de 10 minutos.
Transcurridos 10 minutos, abriremos el horno para que salga el vapor de agua que pueda quedar en el horno y bajaremos la temperatura del horno a uno 180 grados.
Vigilaremos nuestra masa y cuando veamos que se está tostando la cebolla, colocaremos encima un poco de papel de aluminio.
El tiempo que debe permanecer en el horno variará de un horno a otro, pero será aproximadamente unos 30 minutos.